La verdadera vocación del Dr. Antonio Leal Graciani
Desde muy pequeño tenía la ilusión de llegar a ser ingeniero, algo que mi padre a pesar de ser médico veía con buenos ojos.
A medida que fue pasando el tiempo esta ilusión se convirtió en una verdadera obsesión, y eso que como digo, todavía era un chaval. Pero un día soñé que comenzaba la carrera de ingeniería y que me quedaba atrapado en el primer curso. En vano me esforzaba. Los años iban pasando. Por alguna extraña razón, a pesar de que aprobaba todas las asignaturas, seguía atrapado en ese maldito primer curso. Me sentía como un corredor que no puede echar a correr por más que lo intenta. Por contra, mis amigos habían terminado sus respectivas carreras y eran felices.
De aquel sueño me despertó la voz de mi padre, el Dr. Antonio Leal Castaño. Lo siguiente que recuerdo es que besé sus manos curativas, sintiendo muy dentro de mí que quería ser médico como él y que mis manos, como las suyas, estarían para siempre al servicio de los demás para que ninguna persona se sintiera jamás como ese corredor que no puede echar a correr por más que lo intenta.
Sevilla, a 6 de enero de 1950
Reconocimiento a la figura de Antonio Leal Graciani
Los orígenes de la clínica
La clave de nuestro servicio de traumatología que cuenta con un equipo multidisciplinar de profesionales altamente cualificados es la PREVENCIÓN, esto es, no sólo tratamos la patología en el presente sino que realizamos un estudio en profundidad para conocer el origen, las causas, estudiando el porqué de esa dolencia para evitar que vuelva a aparecer en un futuro.
De esta forma, valoramos la estructura de sus pies, su forma de andar, de apoyarse, la constitución y paralelismo de su columna vertebral, al ser ésta el eje del movimiento y centro de numerosas patologías reflejadas en otras zonas de nuestro cuerpo, así como la armonía o falta de ella en la ejecución de los movimientos de las articulaciones.